La seguridad de nuestra residencia es como aquel que cruza la vía y, como jamás le atropella el tren, considera que jamás le ocurrirá. No obstante, cuando le ocurre es ya tarde para dar marcha atrás y corregir. Eso nos ocurre en
La seguridad de nuestra residencia es como aquel que cruza la vía y, como jamás le atropella el tren, considera que jamás le ocurrirá. No obstante, cuando le ocurre es ya tarde para dar marcha atrás y corregir. Eso nos ocurre en